Una parte de Veracruz


Este viaje se sintió como un acobijo al corazón, porque Veracruz también te enseña a amar las pequeñas cosas y a disfrutar el momento. Desde observar las aves sobre el río en Tlacotalpan, hasta disfrutar un café en compañía de tus seres queridos, cada instante invita a conectar con la vida sencilla.

Su gastronomía es otro abrazo al alma. Cada sazón es diferente y provoca curiosidad: probar un caldito de camarón en Cosamaloapan, disfrutar un volován con una coca bien fría en Tecolutla, o dejar que la playa te envuelva mientras sientes la arena en tus pies y el abrazo de las olas.
El recorrido se endulza con un helado de mamey o plátanos fritos rellenos de queso, y si buscas algo distinto, nada como un torito sabor café.

La historia también llama: la zona arqueológica de El Tajín despierta la curiosidad por los antiguos juegos de pelota y por descubrir cómo una de sus pirámides recuerda a Yohualichan, en Cuetzalan. Y es en ese momento cuando nace el deseo de investigar, aprender y regresar, porque Veracruz se siente como estar en casa.

Diana Belen

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Instagram